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La poesía de Miguel Hernández está a caballo entre la Generación del 27 y la poesía de posguerra. Debido a su corta edad no se puede incluir dentro del catálogo de autores de la Generación del 27, sin embargo, comparte rasgos característicos con ellos.

Este documental da a conocer toda su trayectoria literaria como su compromiso social y político así como las desventuras que sufrío a lo largo de su vida.

OBRAS

Pinchad en el enlace que tenéis más abajo para descargar el documento sobre las principales obras de Miguel Hernández.

TEMAS

a. La desgracia original. El primer objeto de un arranque de amor tan total que el poeta comprometió en él sus posibilidades de vida y de muerte, fue el Dios de un catolicismo que valorizó la castidad y el castigo a expensas de la caridad.

La figura de un creador del mal y del sufrimiento que castiga la inocencia que él ha abandonado a su fatalidad, adquiere el aspecto de una providencia nefasta. Este primer sufrimiento orienta, desde 1934, la obra del poeta. Obra que cantará el exilio, la separación, la desgracia  como destino de todo ímpetu humano.

 

b. El compromiso político. El poeta se deja llevar así a ver en todas las formas del sufrimiento humano cotidiano, las que son de orden personal (el carácter altivo de la muchacha amada en respuesta al desbordamiento de su ardor), o las que son de orden social (la pobreza, la explotación de los miserables por los ricos, la violencia asesina en las luchas políticas en 1934-1935). Su compromiso político responde a una lucha contra un destino de desgracia sin fin.

 

c. La obra se desarrolla como un combate titánico. Cada fracaso es la muerte. Una muerte del alma y del ser que llama en auxilio a la muerte física apaciguadora, consoladora y buena. La constancia de una tentación de suicidio ha podido así ser rastreada a lo largo de toda la obra hernandiana.

 

d. La imagen de esta realidad es objeto de un esfuerzo constante de profundización del conocimiento. Como la respuesta cristiana le ha parecido insuficiente, éste se reinventa una religión del amor.

 

e. El amor-la libertad. La carencia de amor es el mal, la desgracia, la muerte, el destino, y constituye un vacío central del orden del mundo y de lo humano, el único y total misterio doloroso que existe.

 

 

A partir de aquí, el hombre se hace cargo de su destino. Es la lección que Miguel Hernández saca de la experiencia de la guerra. Sustituye el odio por la llamada de amor.

La idea de hombre se hace tan grande que va elevándose a medida que se degrada la idea de Dios.

 

f. Miguel Hernández, don Quijote del amor. Por eso esta búsqueda hernandiana constante del amor humano como aspiración a la perfección absoluta del amor se nos aparece como un quijotismo lúcido.

El amor a la humanidad y a la vida se crea en él y se recrea de modo continuo, aunque sea constantemente desmentido por el destino.

LENGUAJE

A lo largo de toda la obra de Miguel Hernández encontramos la repetición de una serie de símbolos e imágenes. Además, incorpora otros elementos sin dejar de recurrir a los hallados anteriormente.

Dependiendo de la etapa creativa y vital de Miguel Hernández las imágenes y símbolos varían en intensidad y en significado. Las etapas a las que nos referimos son las siguientes:

  1. Etapa oriolana: El poeta se fija en la naturaleza. Las metáforas crean un mundo poético basado en el culto a lo material y a lo humilde.

  2. Etapa amorosa-existencial: Los objetos se convierten en metáforas de la pena amorosa y en fatalidad.

  3. Etapa bélica: El escritor tropieza con la historia. Se magnifica heroicamente el valor real del pueblo fiel a la República y el aliento de la poesía en tiempos de guerra.

  4. Interiorización de la Historia destruida: Los mismos objetos que daban ánimo al combatiente, se ven penetrados por la dolorosa derrota. Los símbolos se invierten. Símbolos de lo destruido, el símbolo de la ausencia de la libertad, la ausencia del goce amoroso, la ausencia de justicia y de amor fraternal.

 

 

 

"Las nanas de la cebolla"

        Será durante su encarcelamiento cuando Miguel Hernández en 1938 experimentará un trágico suceso, muere su primer hijo al que ni siquiera pudo enterrar. Años más tarde tuvo un segundo hijo al que le compone y dedica un enternecedor poema ya que no pudo atenderlo. Josefina, esposa y madre alimenta a su hijo en la cuna, pero su leche apenas tiene alimento para el niño ya que ella se alimenta apenas de cebollas debido a la extrema pobreza. El propio poeta relata en una carta que escribe a su esposa cómo se siente incapaz de ayudarlos y la impotencia que siente.

"Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando estas coplillas que le he hecho, ya que aquí no hay para mí otro quehacer que escribiros a vosotros o desesperarme...".

     En 1940 el poeta es juzgado y condenado a muerte. No llegará a cumplir su condena, ni a ser ejecutado, pues muere por enfermedad en la cárcel en 1942. El poeta, de algún modo, presiente su final, su miuerte, y se consuela pensando que algo de su sangre y de su palabra pervivirá a través de su hijo.

Con dos años, dos flores

cumples ahora.

Dos alondras llenando

toda tu aurora.

Niño radiante :

va mi sangre contigo

siempre adelante.

Sangre mía, adelante,

no retrocedas.

La luz rueda en el mundo,

mientras tú ruedas.

Todo te mueve,

universo de un cuerpo

dorado y leve.

Herramienta es tu risa,

luz que proclama

la victoria del trigo

sobre la grama.

Ríe. Contigo

venceré siempre al tiempo

que es mi enemigo.

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